martes, 30 de junio de 2015

"Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres" - Pitágoras



La semana pasada se disputó en Antequera el Campeonato de España de Tenis de Mesa. Los mejores jugadores de los diferentes clubs deportivos se dieron cita allí y desplegaron un espectáculo fantástico de juego y de recursos técnicos, tácticos y psicológicos. Deportistas ya consagrados competían en el mismo espacio con jóvenes que empiezan a destacar y en otros casos con jugadores que fueron inscritos para incorporar esta experiencia a su aprendizaje.

Mi formación como trabajadora social y psicóloga han hecho que esta experiencia sea muy enriquecedora ya que,  si por algo este deporte me fascina, es por su capacidad de incorporar deportistas con diversidad funcional tan diferente en competición dando lecciones de superación que no sé si todos están dispuestos realmente a ver y a aprender de ellas.
 Mi hija tiene la suerte de poder compartir estos aprendizajes y procuro que vea más allá de las características físicas del deportista y que desarrolle  poco a poco la capacidad de empatizar con lo diferente. Cuando una niña la insultó aludiendo a su complexión física en un momento determinado del campeonato, le resté importancia aludiendo a sus muchas cualidades y aproveché para explicarla que si ella se había sentido mal con ese insulto puntual, imaginara los improperios que cada uno de aquellos deportistas que estaba viendo, habrán recibido a lo largo de su vida desprecio, insultos y vejaciones que por falta de sensibilidad, por falta de educación o de respeto, de miedo a lo diferente o por hacerse el gracioso con la pandilla, habrán tenido que sufrir y le digo que hay cosas peores que ese insulto.La expliqué  que esos jugadores, esas personas que veía, se han tenido que hacer fuertes y que probablemente  han tenido que tener un gran apoyo familiar y de amigos para soportar determinadas situaciones que seguro que han hecho mella en su forma de afrontar los retos. Muchas veces se habrán visto solos, asustados  y sin fuerzas para volver a ir al colegio, al instituto o salir de marcha con los amigos, pero se han hecho fuertes a base de no huir de esas situaciones sino que las han afrontado con valentía y con coraje. Eso demuestra lo grandes que son.

Aunque desde los distintos estamentos deportivos se habla de las bondades del deporte me parece que hay que darle una vuelta para ver cómo se están incorporando de verdad esos valores en los jóvenes jugadores. Padres, entrenadores y jugadores están teniendo  conductas en algunos casos totalmente opuestas a éstas que tanto se alaban. La responsabilidad de trabajar con niños y jóvenes requiere una preparación constante  y una búsqueda continua de mejorar nuestras habilidades como profesionales que trabajan con ellos. No podemos perder de vista que en el  futuro  serán profesionales docentes, empresarios, responsables de equipos, responsables de su familia… estarán en todos los estratos de la sociedad y por tanto tenemos la responsabilidad de hacerles  tomar conciencia de lo diferente, de que sean capaces de empatizar con todo tipo de personas  para hacer una sociedad más justa y sensible a la vez que competitiva.




Gutierrez ( 1995) propone una distinción  entre los valores sociales  y los valores personales que el deporte debe desarrollar:

Valores sociales:

Respeto, cooperación, trabajo en equipo, competitividad, igualdad, responsabilidad social, compañerismo, preocupación por los demás.

Los  valores personales:

Habilidad física, creatividad, diversión, afán de superación, reto personal, autoconocimiento, disciplina, autorrealización, reconocimiento, mejora de la salud, perseverancia, humildad, autodominio.


He sido testigo en este Campeonato  de cómo se insultaba o despreciaba a jugadores por ser de una comunidad u otra,  he visto faltas de respeto hacia los árbitros y hacia presidentes de clubs que sólo hacían su trabajo. He visto que los jugadores discapacitados físicos y psíquicos tenían las mesas más alejadas de las gradas para jugar y en muchos casos las peores horas del día para empezar a competir. He visto como los padres daban las instrucciones a los entrenadores de cómo tenían que hacer su trabajo, he visto cómo algunos entrenadores tratan a los chicos como si fueran armas de destrucción masiva para usar contra otros jugadores.

También he visto grandes jugadores que siendo muy superiores dejaban jugar al rival sin humillarle. He visto cómo jugadores de diferentes clubs tras duros encuentros se buscaban para charlar juntos y hacerse fotos para colgar en las redes. He visto como entrenadores que animaban y mantenían siempre la sonrisa aunque su jugador benjamín o alevín,  estuviera perdiendo. He visto padres que respetaban el rol del entrenador y que hacían que sus hijos también lo hicieran. He sido testigo de con qué cariño y con cuánto respeto entrenadores daban instrucciones en la banda a jugadores con discapacidad intelectual.

Bajo mi modesta opinión creo que hay mucho trabajo que hacer pero que el trabajo que se está desarrollando ya en algunos clubs debería ser más visible y valorado como ejemplos de lo que se debe hacer en la formación deportiva más allá de los éxitos competitivos.  

No creo que ser competitivos y ser agresivos en el juego tenga que estar reñido con ser respetuosos, humildes y autocríticos , de hecho creo que son compatibles y que trabajando estas cualidades se hacen jugadores más competentes tanto en la mesa como en la vida.

En muchos deportes ya se están haciendo esfuerzos en esta línea. Nuestro deporte tiene tanto que aportar que creo que sería bueno abrir un debate para ver cómo optimizar los esfuerzos de tanta gente ( jugadores, entrenadores, familias, árbitros)  que hace las cosas tan bien y cómo fomentar desde pequeños en las escuelas los valores que nuestro deporte en concreto puede ofrecer y puede servir como  ejemplo para evitar conductas de bulling en la escuela y promover el respeto por lo diferente.



En octubre hay un Congreso en Madrid (@IXhispanoluso) donde psicólogos deportivos, entrenadores, investigadores, jugadores de élite y del deporte base y padres de deportistas van a poder compartir experiencias y conocimientos que enriquecerán tanto el trabajo en el deporte base como en deportistas que empiezan a adquirir niveles profesionales.
Creo que puede ser un buen espacio para seguir aprendiendo.

Raquel Rodríguez Torrado 

Asesoramiento y formación en Alto Rendimiento
 “Premio Isabel Blanco”2014
Asociación de Titulados en Psicología del Deporte. UNED
Twitter: @raquelrtorrado

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