miércoles, 12 de agosto de 2015

LA COMPETICIÓN Y LOS NIÑOS



Hace unos días en el Mundial de Natación de  Kazán ,  la joven nadadora Alzain Tareq de 10 años competía en los 50 metros mariposa. La pequeña nadadora de Bahrein salió sonriente de la prueba pese a que su registro distaba mucho del resto de competidoras. 
Sin entrar en valoraciones políticas, económicas o intereses que pudieran tener tanto los organismos que la inscribieron como la que permitieron dicha inscripción, en mi artículo de hoy creo que voy a poner el dedo en la llaga porque yo soy uno de esos profesionales que piensa que la competición es necesaria para  la formación de los jóvenes deportistas.

En las redes sociales muchos profesionales del deporte y medios de comunicación criticaban el hecho de que una niña de 10 años compitiera a esos niveles. Bajo mi punto de vista, creo  que las personas que  trabajamos con niños en el ámbito deportivo no deberíamos tener una visión tan negativa de la competición infantil siempre y cuando cumpla su función en un espacio previamente estudiado  y con unos objetivos que sean no obtener un resultado sino de alimentar su experiencia. En muchos deportes empiezan a competir con 9 o 10 años, incluso en determinados deportes niños de 8 años tienen agente deportivo ( ¡¡¡¡¡) . Otros casos entrenan fuera de casa en centros de alto rendimiento que puede ser un factor más estresante que la competición en sí  misma.

Hace tiempo una madre me llamó y me contó que en el club donde entrena su hija ,en varias ocasiones había llevado a su pequeño de casi 3 años . A fuerza de ver a la hermana entrenar, él había aprendido los mismos ejercicios y las entrenadoras al verle  pidieron a la madre que si podían llevarle a una exhibición importante con el equipo. Ella me decía preocupada que a lo mejor la experiencia era muy estresante para su hijo. La expuse que un niño de esa edad está jugando, no está valorando la situación como una posible amenaza, cosa que ocurre cuando van siendo mayores, por lo que el problema sería que obligaran al niño a mantener la actividad si en medio de la exhibición se negaba (porque es un niño muy pequeño) o si se ponía a llorar era eso lo que tendrían que valorar y exponer a las entrenadoras.
 El niño, disfrutó de la experiencia y ahora quiere estar siempre en el equipo con su hermana.



A medida que los niños crecen, comienzan a percibir sensaciones, inquietud, miedo que antes según nos cuentan entrenadores y padres no tenían. No entienden como es posible que un niño o niña que fue campeón de benjamín sea capaz de perder el control en la mesa, ¡¡con la experiencia que tiene¡¡ dicen.
Es ante estas situaciones donde volvemos a necesitar tener un profundo conocimiento de la evolución psicológica y física de los deportistas. A medida que van creciendo no sólo cambia su cuerpo si no que sus pensamientos antes dirigidos a una actividad que les gusta y les motiva por sí misma, ahora tienen que responder a las expectativas de padres, entrenadores , a expectativas que  ellos mismos  se ponen la mayoría de las veces poco objetivas. La edad donde estos síntomas empiezan  a aparecer sería la franja de 11 – 14 años.
El miedo a hacer el ridículo, el alto grado de ansiedad que puede suponer la evaluación social es un aspecto muy relevante que hay que tener en cuenta y por ello prepararles psicológicamente para entender en qué punto están. Trabajar la autoconfianza desde objetivos de realización o ejecución ( mover los pies, respirar, hacer la rutina…)  y no de resultado
( ganar el partido, clasificación en un zonal…) en esta etapa es crucial. Ayudarles a evaluar su trabajo y que sean capaces de relativizar los fracasos tiene una enorme trascendencia de cara a su autoestima. En todo proceso de aprendizaje el fracaso es un factor  más y aunque muchas veces se cierran en banda a analizar esto como algo que forma parte del proceso de hacerse mayor, es necesario incidir mucho en ello.
Exponerles a situaciones de competición no es algo que sea negativo cuando es una situación controlada y trabajada con ellos por profesionales preparados y con amplios conocimientos sobre el desarrollo infantil y experiencia , por eso es tan importante que los padres valoren mucho en qué club se está formando y está compitiendo su hijo. Siempre insisto mucho en que los que trabajamos con niños tenemos una enorme responsabilidad y una gran trascendencia en su desarrollo,  por ello es fundamental no solo tener unas cualidades personales que favorezcan el aprendizaje del niño sino una formación rigurosa, adecuada y continua.

 No solo hay que cuidar el ámbito competitivo en los jóvenes deportistas también hay que cuidar y mucho las condiciones en las que entrenan y donde creo que se puede mejorar y mucho ¿cantidad o calidad? Es esta situación   que no sale en la televisión y por tanto no es objeto de debate creo que sí debería preocuparnos sobre todo en determinados deportes muy exigentes. Cuál es el  objetivo final  ¿llegar a competir a  alto nivel o formar a los chicos en los valores del deporte? ambos son lícitos pero requieren coherencia por parte de todos los implicados. 



Raquel Rodríguez Torrado

Twitter: @raquelrtorrado