Uno de los elementos que más influye en el malestar y la
pérdida de atención durante la competición es el error.
Hay errores que se producen antes de competir, otros que ocurren
durante la actuación deportiva y otros que se suceden después de haber
participado en la competición.
Hay errores reversibles y otros que son irreversibles,
trascendentes o intrascendentes. En unos casos el error lo comete el deportista
y en otros casos es provocado por alguna circunstancia externa e incontrolable.
El error forma parte del deporte y no asumirlo o exigirse un grado de
perfección no coherente con la actividad deportiva y con el grado de dominio
técnico y táctico será una fuente inagotable de frustración. Además, la autoconfianza, que es el bien más preciado que un deportista tiene
que trabajar como aspecto psicológico fundamental, se verá seriamente dañada si las expectativas
y los márgenes de errores no son razonables.
En deportes de riesgo el error supone un daño irreparable,
sin embargo en la mayoría de los deportes el error no es tan trascendente por
lo que hay que prepararse para afrontarlo
y minimizar tanto su aparición como su impacto emocional, pero obsesionarse con
que no aparezca, será un grave error y
es la forma más sencilla de cometer fallos uno detrás de otro que serán más
difíciles de solucionar.
Algunas de las técnicas más eficaces para gestionar los
errores son: establecer objetivos adecuados,
los auto-diálogos del deportista que fortalecen su percepción de
control, elaborar planes de reenfoque y usar las técnicas de control de la
activación como la parada de pensamiento, tiempo fuera y la respiración. Un buen trabajo psicológico para preparar la
competición siempre debería incluir la anticipación de los errores más
plausibles y las formas más adecuadas para gestionarlos.
Raquel Rodríguez Torrado
Colegiada Nº M-31335
Colegiada Nº M-31335
Psicóloga especialista en control de estrés,
deporte y coaching
@raquelrtorrado
www.coachaltorendimiento.com
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