domingo, 26 de abril de 2015

¡¡¡¡CHOOOO!!!!

Cuántos más partidos veo más aprendo  y  cada vez estoy más convencida de  que es fundamental para ver conductas, para empatizar con emociones y para entender cómo se manifiestan de forma más o menos evidentes ciertas variables o  procesos como la motivación, la atención, el estrés y la confianza.

Durante estos dos últimos fines de semana, he podido observar un proceso muy significativo que creo necesario que los jugadores conozcan, entiendan y decidan usar de una forma u otra, el REFUERZO(¡¡¡ Choo¡¡¡ Vamos¡¡¡¡ Tomaaaa¡¡¡¡¡ ).

Hay jugadores que dicen que se refuerzan bajito, para ellos. Les da un poco de vergüenza decirlo en voz alta y no se sienten cómodos cuando lo hacen.

Otros jugadores lo hacen de forma más o menos intensa, como parte de una rutina bien entrenada y muy positiva, respetando al rival y usando ese refuerzo como autodiálogo positivo e instrucción precisa para mantener el esfuerzo y la concentración (otra cosa es que el jugador contrario tenga una percepción errónea de este refuerzo y considere que es una provocación).

Los menos,  la usan como una estrategia para desequilibrar, desconcentrar, amedrentar al rival. Usan  el recurso más como un arma como las “hakas” de los All Blacks en rugby pero sin el respeto que estas muestran al rival. La agresividad de esta forma de refuerzo tiene dos efectos importantes que los jugadores deben conocer:  

a. Para el jugador que emite el refuerzo como arma  para desestabilizar al rival.

El efecto que produce un grito tan intenso y agresivo es un elevado nivel de activación fisiológica: la presión cardiaca se eleva, las hormonas del estrés glucocorticoides y catecolaminas se disparan provocando alteraciones en el sistema inmunológico y digestivo. La respiración se agita haciendo que llegue menos oxígeno al cerebro por lo que alteramos el ordenador que emite las órdenes al cuerpo. La tensión muscular aumenta y los movimientos se hacen rígidos y agresivos, en definitiva la “Respuesta de Lucha” del cuerpo aparece. Si eso lo hago en un campo de rugby donde puedo descargar ese exceso de energía en  100 metros de largo por 68 de ancho pues es posible que me pueda ayudar.
Si mi área de actuación es 14 metros de largo por 7 de ancho donde tengo que meter la bola en un área de 2,74 x 1,525 metros  donde además la bola puede volver con un efecto no previsible en la mayor parte de los casos, pues es una mala idea convertir tu herramienta de trabajo en un misil M-16.

b. Para el jugador que se enfrenta a este tipo de jugadores.

En los siguientes casos alterará mucho el rendimiento deportivo: 

Cuando no se tiene mucha experiencia.
Cuando la confianza es baja y la percepción de los propios recursos limitada.
Cuando estoy enfadado con el mundo y creo que todos  van a por mí.
Cuando tengo un temperamento fuerte y no soporto que me griten en la cara.

En todos estos casos si bien no puedo controlar a mi rival ni las cosas que hace o dice, si puedo cambiar mi percepción de lo que estoy viendo y usarlo en mi propio beneficio. Además puedo desactivar el exceso de activación que la conducta del otro me provoca con técnicas como la respiración, parada de pensamiento y autoinstrucciones.

Cuántas veces al día, a la semana, al mes nos dicen que somos buenos en algo, qué bien hemos trabajado, estudiado, hecho la tarea… Me temo que pocas.
Los partidos pueden ser una fantástica ocasión para que la persona que siempre está conmigo, la que mejor me entiende, y me comprende, la que sabe qué es lo que me pasa, por qué estoy pasando una mala racha o por qué tengo que callar ese dolor o frustración que siento por algo … esa persona soy yo mismo. Cuando aprovecho la oportunidad para valorarme,  para escucharme decirme que he conseguido un punto , estoy invirtiendo en mi autoconfianza, autoestima y estoy generando serotonina y dopamina sustancias fundamentales para el estado de ánimo y muchas funciones cognitivas importantes como la atención y la  memoria.


Si los jugadores entienden bien el refuerzo y las implicaciones físicas y mentales que tienen, habrán avanzado mucho para ser no sólo mejores jugadores sino más honorables, honestos y respetables en todos los aspectos de la vida además de disfrutar de su deporte en las competiciones en vez de sufrirlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario