martes, 24 de marzo de 2015

¡¡¡Tranquilo hijo, no te pongas nervioso!!!

En el mundo del deporte base todos conocemos a padres que usan el poco tiempo libre del que disponen para llevar  a sus hijos a entrenamientos, partidos, jornadas de tecnificación.
A campeonatos nacionales,  usando días de vacaciones y sus propios recursos económicos para que su hijo pueda participar. Conozco a padres que están  aprendiendo este deporte, que no es el suyo, para compartir momentos y experiencias  con ellos.
Cuando voy a las competiciones,  veo el gran apoyo que las familias dan a los chicos cubriendo desde las necesidades más básicas como tener la fruta, el agua  y el bocadillo listo entre partido y partido,  hasta el abrazo o el apoyo emocional que los niños necesitan. Me gusta ir porque a veces , veo y oigo cosas a las que de otra forma no tendría acceso.
En una de estas competiciones escuché muy cerquita de mí una frase que me conmovió,  se dirigía a una niña que tendría unos 8 años. Esta pequeña había perdido el partido y no pudo pasar de ronda, cuando perdió,  comenzó a llorar desconsolada. Tras esperar que se calmara un poco abrazándola y tranquilizándola con palabras de ánimo la dijeron: “Tienes que saber una cosa, para saber ganar, tendrás que aprender a perder”.  Una frase sencilla, sincera, quizás fruto de la experiencia o  de una gran pedagogía, artículos enteros sobre psicología encerrados en una gran frase usada en el momento adecuado y tras el apoyo emocional que un “fracaso” necesita.
Otras veces sin embargo hay padres que me dicen que animan a sus hijos diciéndoles: no te preocupes sabemos que vas a perder y te queremos igual cuando les explico que es una frase que encierra amor y el deseo de eliminar presión a su hijo, pero que en el oído de algunos jugadores puede traducirse en…: “sabemos que eres un perdedor pero te queremos igual” me miran sorprendidos y comprenden...  

 El impacto de frases como ésta,  puede ser tan fuerte, que en el momento en el que  los chicos pierden, provocan en ellos una intensa emoción de rechazo hacia sus padres negándose a hablar con ellos e increpándoles cuando se acercan a animarles.
Cuando somos padres, no nos dan el manual de instrucciones, cada hijo es único diferente y especial y  auque los libros de autoayuda que venden recetas mágicas están muy de moda, no podemos usar las mismas cosas para todos. En cambio si podemos saber y se puede informar a los padres  que ciertas etapas del desarrollo madurativo de los chicos (primera infancia, infancia, preadolescencia…) tienen un fuerte componente psicológico que es común en todos.
En edades tempranas  en el ámbito deportivo estos componentes o variables psicológicas podrían ser; la motivación, la autoestima. En niños de 9 a 14 años; la confianza, el nivel de activación y el estrés. En la adolescencia; el autocontrol, la autonomía,  la pertenencia al grupo.
Cuando conocemos esas variables y cómo influyen en su rendimiento,  podemos ayudar a nuestros hijos mucho mejor.
Cada vez más el trabajo del psicólogo en el deporte base, se desarrolla, informando tanto a los padres como a los deportistas de estos factores. Podemos explicar a los chicos que cuando una madre grita con medio cuerpo fuera de las gradas: “¡¡¡¡Tranquilo hijo, no te pongas nervioso!!! “ sólo trata de hacer lo que hace siempre; proteger , animar  y ayudar . Esa madre no sabe, porque nadie se lo ha explicado,  que cuando hace esto eleva la tensión del jugador que no solo tiene que mirar a la bola, al rival, el marcador… sino que además puede llegar a ver como su madre se cae de la grada por animar a su hijo.

-A todos los padres que tratamos de hacerlo lo mejor posible-



Raquel Rodríguez Torrado
Asesora y formadora en CTM GETAFE y CTM RIVAS
Twitter: @raquelrtorrado


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